En Occidente, la Iglesia se vinculó estrechamente a la sociedad feudal; la misma Iglesia era un gran poder feudal, pues poseía la tercera parte de la propiedad territorial del mundo católico y entre otras cosas, tenía derecho al diezmo, que era le décima parte de las cosechas de toda la gente.
En la Edad Media, la Iglesia Cristiana tuvo un rol decisivo. Fue la única institución que logró ejercer su poder a lo largo de una Europa fragmentada políticamente.
La vida cotidiana en la Edad Media y la forma de pensar de nobles y campesinos estaban muy influenciados por los principios y creencias de la Iglesia Cristiana. Como consecuencia de esto, las acciones de la gente se hallaban estrechamente ligadas a las normas religiosas.
La Iglesia era al mismo tiempo el centro de la vida intelectual. Desde este rol preeminente, posibilitó el afianzamiento de una particular interpretación del mundo, diseñado y ordenado según los designios Dios.
.- “EL ORIGEN DE LAS UNIVERSIDADES
MEDIEVALES”
El origen instituciones educativas de la cristiandad latina en la Baja Edad Media que sustituyeron a las escuelas palatinas, monásticas y episcopales existentes desde la Alta Edad Media. Comenzaron a fundarse en distintas ciudades de Europa Occidental a partir, aproximadamente, de 1150, en el contexto del Renacimiento del siglo XII.1852
Estas instituciones establecieron un modelo de enseñanza superior que se prolongó en el tiempo, determinando la estructura y funcionamiento de las universidades de la época moderna y contemporánea, cuando se extendió por todo el mundo. Las universidades medievales eran comunidades de maestros y estudiantes (universitas) que, aunque tenían como principal función la enseñanza, también se dedicaban a la investigación y producción del saber, generando vigorosos debates y polémicas. Eso se refleja en las crisis en que estuvieron envueltas y por las intervenciones que sufrieron por parte de ambos poderes: el político de reyes y emperadores y el eclesiástico de papas, obispos y órdenes religiosas. Carlomagno, coronado emperador en el año 800, había conseguido reunir una buena parte de Europa Occidental bajo su dominio: el Imperio carolingio. Para unificarlo y fortalecerlo, decidió ejecutar una reforma en la educación. El monje inglés Alcuino de York elaboró para ello un proyecto de desarrollo escolar que buscaba revivir el saber clásico estableciendo los programas de estudio a partir de las siete artes liberales: el trivium, o enseñanza literaria (gramática, retórica y dialéctica) y el quadrivium, o enseñanza científica (aritmética, geometría, astronomía y música). A partir del año 787, se promulgaron decretos que recomendaban, en todo el imperio, la restauración de las antiguas escuelas y la fundación de otras nuevas.
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